Oh Cristo.
He entrado en el recinto de la oscuridad,
y las tinieblas me duelen, me hieren,
me lastiman.
Siento falta de Ti.
Sé que Tú estás en mí.
Pero estás callado, quieto,
esperando mi decisión.
Tú sabes....
yo no puedo vivir sin Ti.
La vida, sin Ti, es vacía,
sin sentido, sin colores.
Es angustia.
Oh Cristo,
no te quedes callado.
¡Sálvame!
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