Oh Señor, vos abriréis mis labios; y publicará mi lengua vuestras alabanzas. El espíritu compungido es el sacrificio más grato para Dios; no despreciaréis oh Dios mío, un corazón contrito y humillado.
Señor, por vuestra voluntad sed benigno conmigo.
La oración nos ayuda a creer, esperar y amar, incluso cuando nos dificulta nuestra debilidad humana (San Juan Pablo II, Carta Novo incipiente 8-IV 1979, n.10).
Oh Señor, vos abriréis mis labios; y publicará mi lengua vuestras alabanzas. El espíritu compungido es el sacrificio más grato para Dios; no despreciaréis oh Dios mío, un corazón contrito y humillado.
Señor, por vuestra voluntad sed benigno conmigo.
La confesión es uno de los mayores beneficios de Dios al hombre. La malicia humana frustra muchas veces ese beneficio haciendo que el hombre no se confiese o no se confiese bien, o sea, con humildad, con dolor y con propósito de enmienda. Cristiano: para que el Señor pueda tener el consuelo de perdonarte, confiésate y confiésate bien.
Da al examen todo el tiempo que necesites para recordar tus pecados. Sobre todo, siente contrición sobre tus pecados con verdadero arrepentimiento y el propósito, en lo cual suelen faltar muchas personas, aun piadosas, que dan más importancia al examen que al dolor. Sé muy sincero y claro en la manifestación de tus culpas y cumple pronto y bien la penitencia.