Si, extenuado, caigo en medio del camino, perdóname Señor.
Si mi corazón vacilará un día ante el dolor, perdóname Señor.
Perdona mi pusilanimidad. Perdona por haberme detenido.
La magnifica guirnalda que ofrecí a Dios esta mañana,
está ya marchitándose; se belleza se desvanece.
Perdóname, Señor.
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