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jueves, 22 de diciembre de 2022

ORACIÓN POR LOS DOCE FRUTOS DEL ESPÍRITU SANTO

 


ESPÍRITU SANTO, AMOR ETERNO DEL PADRE Y DEL HIJO, 
amablemente otórganos el fruto de la caridad
para que nos unamos a Tu divino amor; 
el fruto del júbilo, para que nos llenemos de santo consuelo;
el fruto de la paz, para que disfrutemos de tranquilidad de espíritu; 
y el fruto de paciencia, para que suframos con humildad todo lo que 
se nos opone a nuestros deseos.

ESPÍRITU DIVINO, complácete en infundirnos el fruto de la benignidad,
para que voluntariamente ayudemos a las necesidades de nuestro prójimo; 
el fruto de la bondad, para que seamos benevolentes con todos;
el fruto de la longanimidad, para que no nos desalentemos por las demoras sino que perseveremos en la oración; y el fruto de la mansedumbre para controlar
toda señal de mal carácter, acallar toda murmuración y reprimir la susceptibilidad de nuestra naturaleza en nuestro trato con el prójimo.

ESPÍRITU CREADOR, graciosamente impártenos el fruto de la fidelidad, 
para que contemos con confianza segura en la palabra de Dios; el fruto de la modestia, para que actuemos apropiadamente; y los frutos de continencia y castidad, para que mantengamos nuestros cuerpos en la santidad que corresponde a Tu templo, para que con Tu ayuda mantengamos un corazón puro en la tierra y podamos, por los méritos de Jesucristo, según las palabras del Evangelio, contemplar a Dios en la gloria de Su Reino.

Amén

domingo, 11 de septiembre de 2022

María, Abogada del Pueblo de Dios

 


Ohm Virgen Santísima, Madre de Cristo y Madre de la Iglesia...
Abre nuestros corazones a las inmensas perspectivas 
del Reino de Dios y de Anuncio del Evangelio a toda criatura.

En tu corazón de madre están siempre presentes 
los muchos peligros y los muchos males' que aplastan
 a los hombres y mujeres de nuestro tiempo...

Virgen valiente, inspira en nosotros fortaleza de ánimo
y confianza en Dios para que sepamos superar todos 
los obstáculos que encontremos en el cumplimiento de 
nuestra misión.  Enséñanos a tratar las realidades del mundo
con un vivo sentido de responsabilidad cristiana
y en la gozosa esperanza de la venida del Reino de Dios,
de los nuevos cielos y de la nueva tierra.

Tú que junto a los Apóstoles has estado en oración en el Cenáculo
esperando la venida del Espíritu de Pentecostés,
Invoca su renovada efusión sobre todos los fieles laicos, hombres 
y mujeres, para que correspondan plenamente a su vocación
y misión...Virgen Madre, guíanos y sostennos para que vivamos siempre
como auténticos hijos e hijas de la Iglesia de tu Hijo y podamos
contribuir a establecer sobre la tierra la civilización de la verdad y del amor,
según el deseo de Dios y para su gloria.
Amén.






No tengo miedo