Señor, permíteme aprender de Pablo: Reconocer que Dios es Padre de todos
y que somos todos hermanos, estar seguro de que Jesús es el Señor,
El Resucitado, Señor de la Vida. Buscar la vida en cada momento y
en todas mis decisiones ser mensajero de paz, una persona de gracia y reconciliación.
Dirigirme a los demás con cariño y preocupación por su bien, salir al encuentro
de mi prójimo con reverencia, tacto y delicadeza.
Ser amable con quienes me simpatizan y con quienes me es difícil convivir;
tratar a todos como hermanos, sin importar su condición social.
1 Tes; 11.
Amén
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