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martes, 6 de septiembre de 2022

Novena de la Divina misericordia

 


Primer día

Hoy, traéme a toda la humanidad 
y especialmente a todos los pecadores 
y sumégelos en el mar de Mí misericordia

Jesús tan misericiordioso, cuya naturaleza es la de tener
 compasión de nosotros y de perdonarnos, 
no mires nuestros pecados, 
sino la confianza que depositamos en tu bondad infinita.
Acógenos en la morada de Tu muy compasivo Corazón
y nunca nos deje salir de Él.  
Te suplicamos por Tu amor 
que Te une al Padre y al Espíritu Santo
Padre Eterno, mira con misericordia a toda la humanidad,
y especialmente a los pobres pecadores que están 
encerrados en el Corazón de Jesús lleno de compasión,
y por Su dolorosa Pasión muéstranos Tu misericordia
para que alabemos Su omnipotencia
 por los siglos de los siglos.
Amén.

Segundo día 

Hoy, traéme a las almas de los sacerdotes 
y las almas de los religiosos
y sumérgelas en Mi misericordia insondable.

Jesús misericordiosísimo, de quien procede todo bien, 
aumenta Tu gracia en nosotros para que 
realicemos dignas obras de misericordia, 
de manera que todos aquellos que nos vean, 
glorifiquen al Padre de misericordia que está en el cielo.
Padre Eterno, mira con misericordia al grupo 
elegido de Tu viña, a las almas de los sacerdotes 
y a las almas de los religiosos; 
otórgales el poder de Tu bendición.
Por el amor del Corazón de Tu Hijo, en el cual
están encerradas, concédeles el poder de Tu 
luz para que puedan guiar a otros en el camino de la 
salvación, y a una sola voz canten alabanzas a Tu misericordia
sin limite por los siglos de los siglos. 
Amén.


Tercer día

Hoy, traéme a todas las almas y fieles 
y sumérgelas en el mar de Mi misericordia.

Jesús infinitamente compasivo, 
que desde el tesoro de Tu misericordia
les concede a todos Tus gracias en gran abundancia, 
acógenos en la morada de Tu clementísimo Corazón
y nunca nos dejes escapar de Él.  Te lo suplicamos
por el inconcebible amor Tuyo con que Tu corazón
arde por el Padre Celestial.

Padre Eterno, mira con misericordia a las almas fieles
como herencia de Tu Hijo y por su dolorosa Pasión,
concédeles Tu bendición y rodéalas con Tu protección
constante para que no pierdan el amor y el tesoro
de la santa fe, sino que con toda la legión de los ángeles
y los santos, glorifiquen Tu infinita misericordia 
por los siglos de los siglos. Amén.

Cuarto día

Hoy, traéme a aquellos que no creen en Dios
 y aquellos que todavía no Me conocen.

Jesús compasivísimo, 
que eres la Luz del mundo entero. 
Acoge en la morada a Tu piadosísimo
Corazón a las almas de aquellos que no creen 
en Dios y de aquellos que todavía no Te conocen.
Que los rayos de Tu gracia las iluminen para que también
ellas unidas a nosotros, ensalsen Tu misericordia admirable
y no las dejes salir de la morada de Tu compasivísimo Corazón.

Padre Eterno, mira con misericordia a las almas de aquellos
que no creen en Ti y de los que todavía no Te conocen,
pero que están encerrados en el muy compasivo Corazón de Jesús.
Atráelas hacia la luz del Evangelio.  Estas almas desconocen la 
gran felicidad que es amarte.  Concédeles que también ellas
ensalsen la generosidad de Tu misericordia por los siglos de los siglos.
Amén.


Quinto día

Hoy, traéme a las almas de los hermanos 
que se han separado de Mi iglesia
y sumérgelas en el mar de Mi misericordia.

Jesús sumamente misericordioso, que eres la Bondad Misma,
Tú no niegas la luz a quienes Te la piden.
Acoge en la morada de Tu muy compasivo Corazón
a las almas de los que se han separado de Tu Iglesia.
Llévalas con Tu luz a la unidad con la Iglesia;
no las dejes alejarse de la morada de Tu compasivísimo
Corazón, sino haz que también ellas glorifiquen
la generosidad de Tu misericordia.
Padre Eterno, mira con misericordia a las almas de los
que se han separado de tu Iglesia, que han malgastado
Tus bendiciones y han abusado de Tus gracias por persistir
obstinadamente en sus errores.
No mires sus errores, sino el amor de Tu Hijo y 
Su amarga Pasión que sufrió por ellos, ya que también
ellos están acogidos en el sumamente compasivo
Corazón de Jesús.  Ha que también ellos glorifiquen
Tu gran misericordia por los siglos de los siglos.
Amén.

Sexto día

Hoy, traéme a las almas mansas y humildes 
y a las almas de los niños pequeños
y sumérgelas en Mi misericordia.

Jesús, tan misericordioso, Tú Mismo has dicho: 
Aprendan de Mí que soy manso y humilde de corazón.
Acoge en la morada de Tu compasivísimo Corazón
 a las almas mansas y humildes y a las almas
de los niños pequeños.  Estas almas llevan 
a todo el cielo el éxtasis y son las preferidas
del Padre celestial.  Son un ramillete perfumado 
ante el trono de almas tienen una morada permanente
en Tu compasivísimo Corazón y cantan sin cesar un himno
de amor y misericordia por la eternidad.
Padre Eterno, mira con misericordia a las almas mansas 
y humildes y a las almas de los niños pequeños
que están encerradas en el muy compasivo Corazón 
de Jesús.  Estas almas son las más semejante a
 Tu hijo.  Su fragancia asciende desde la tierra y alcanza
Tu trono.  Padre de misericordia y de toda bondad. Te Suplico
por el amor que tienes por estas almas y el gozo
que te proporcionan, bendice al mundo entero para que todas
las almas canten juntas las alabanzas de 
Tu misericordia por los siglos de los siglos. Amén

Séptimo día

Hoy, traéme a a las almas que veneran y glorifican 
Mi misericordia de modo especial 
y sumérgelas en Mi misericordia.

Jesús misericordiosísimo, cuyo Corazón es el Amor Mismo,
acoge en la morada de Tu compasivísimo Corazón a las almas 
que veneran y ensalzan de modo particular la gradeza de Tu misericordia.
Estas almas son fuertes con el poder de Dios Mismo.

En medio de toda clase de aflicciones y 
adversidades siguen adelante
confiadas en Tu misericordia, y unidas a Ti, 
cargan sobre sus hombros a toda la humanidad.
Estas almas no serán juzgadas severamente, 
sino que Tu misericordia las protegerá en la hora de la muerte.

Padre Eterno, mira con misericordia aquellas almas que 
glorifican y veneran Tu mayor atributo, es decir, 
Tu misericordia insondable y que están encerradas 
en el compasivísimo Corazón de Jesús.
Estas almas son un Evangelio viviente, 
sus manos están llenas de obras de misericordia y sus corazones,
desbordantes de gozo, Te cantan, oh Altísimo, un cántico
de misericordia.  

Te suplico,  oh Dios, muéstrales Tu misericordia
según la esperanza y la confianza que han puesto en Ti.
Que se cumpla en ellas la promesa de Jesús quien les dijo:
A las almas que veneren esta infinita misericordia Mía, 
Yo Mismo las defenderé como Mi gloria duranet sus vidas
 y especialmente en la hora de la muerte.
Amén.

Octavo día

Hoy, traéme a a las almas que 
están detenidas en el purgatorio
 y sumérgelas en Mi misericordia.

Jesús misericordiosísimo, 
Tu Mismo has dicho que deseas la misericordia;
heme aquí que llevo a la morada de
 Tu muy compasivo Corazón a las almas del 
purgatorio, almas que Te son muy queridas,
 pero que deben pagar su culpa adeudadas a Tu justicia.

Que los torrentes de Sangre y Agua
 que brotaron de Tu Corazón, 
apaguen el fuego del purgatorio 
para que también allí sea glorificado 
el poder de Tu misericordia.  

Padre Eterno, mira con misericordia a las almas
que sufren en el purgatorio y que están encerradas
en el muy compasivo Corazón de Jesús.
Te suplico por la dolorosa Pasión de Jesús, Tu Hijo,
y por toda la amargura con la cual Su sacratísima 
alma fue inundada, muestra Tu misericordia a las almas
que están bajo Tu justo escritinio.

No las mires sino a través de las heridas de Jesús, 
Tu amadísimo Hijo, ya que creemos que Tu bondad
y Tu compasión no tienen límites.

Amén



Noveno día

Hoy, traéme a a las almas tibias y 
sumérgelas en el abismo de Mi misericordia.

Jesús piadosísimo, que eres la Compasión Misma,
Te traigo a las almas tibias a la morada de Tu piadosísimo Corazón.
Que estas almas heladas que se parecen a cadáveres y 
Te llenan de gran repugnancia se calienta con el 
fuego de Tu amor puro.

Oh Jesús tan compasivo, 
ejercita la omnipotencia de Tu misericordia
y atráelas al mismo ardor de Tu amor 
y concédeles el amor santo,
porque Tú lo puedes todo.

Padre Eterno, mira con misericordia 
a las almas tibias que, sin embargo, 
están acogidas en el piadosísimo Corazón de Jesús.

Padre de la misericordia, Te suplico por la amarga Pasión de 
Tu Hijo y por su agonía de tres horas en la cruz,
permite que también ellas glorifiquen 
el abismo de Tu misericordia.

Amén.




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