Jesucristo es Dios.
Hubo un hereje en el siglo IV, llamado Arrio, que se atrevió a negar la divinidad de Jesucristo; más su error fue condenado en el Concilio de Nicea (a. 325), el cual declaró que Jesucristo es consubtancial al Padre, es decir, que tiene la misma sustancia o esencia con Él, y por tanto es Dios (Dz. 54).
Actualmente han surgido otros herejes en nuestros días que como Arrio niengan la divinidad de Jesucristo, y son los llamados ¨testigos de Jehová¨.
Importa mucho que tengamos ideas claras y una firme persuación de la divinidad de Jesucristo, pues en esta convicción descansa nuestra fe.
Si tuvieramos Jesucristo sólo por el más sabio de los hombres, la religión cristiana quedería reducida a una humana invención. Mas si Ël es Dios, su religión es divina y sus doctrinas no pueden ponerse en duda. Por eso, cuando el joven rico dijo a Jesús; ¡Maestro bueno! El le contestó: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno es bueno, sino solo Dios (Lc. 18, 19), dándole a entender que ante todo le debía tener por Dios, sin lo cual nada la podrúa aprovechar.
Antes de seguir aduciendo pruebas en favor de la divinidad de Jesucristo, vamos a contestar a una pregunta que formulan los testigos de Jehová, los que nos mueven a hablar primeramente del misterio de la Santísima Trinidad, que ellos no queiren reconocer y es el motivo por el cual niegan que Jesucristo sea Dios.
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