ESPÍRITU SANTO, AMOR ETERNO DEL PADRE Y DEL HIJO,
amablemente otórganos el fruto de la caridad,
para que nos unamos a Tu divino amor;
el fruto del júbilo, para que nos llenemos de santo consuelo;
el fruto de la paz, para que disfrutemos de tranquilidad de espíritu;
y el fruto de paciencia, para que suframos con humildad todo lo que
se nos opone a nuestros deseos.
ESPÍRITU DIVINO, complácete en infundirnos el fruto de la benignidad,
para que voluntariamente ayudemos a las necesidades de nuestro prójimo;
el fruto de la bondad, para que seamos benevolentes con todos;
el fruto de la longanimidad, para que no nos desalentemos por las demoras sino que perseveremos en la oración; y el fruto de la mansedumbre para controlar
toda señal de mal carácter, acallar toda murmuración y reprimir la susceptibilidad de nuestra naturaleza en nuestro trato con el prójimo.
ESPÍRITU CREADOR, graciosamente impártenos el fruto de la fidelidad,
para que contemos con confianza segura en la palabra de Dios; el fruto de la modestia, para que actuemos apropiadamente; y los frutos de continencia y castidad, para que mantengamos nuestros cuerpos en la santidad que corresponde a Tu templo, para que con Tu ayuda mantengamos un corazón puro en la tierra y podamos, por los méritos de Jesucristo, según las palabras del Evangelio, contemplar a Dios en la gloria de Su Reino.
Amén
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