quiero darte gracias por mi vida,
por la fe y mi salvación.
Gracias por ayudarme al levantarme
cuando al caer pienso que todo esta terminado;
por la oportunidad de ser santo
cuando me indicas el camino de la perfección.
Gracias porque siendo infiel
no me abandonas y me das la oportunidad
de encontrarme de nuevo.
Gracias por la oportunidad de servir al necesitado,
allí veo tu rostro, aunque
a veces me olvido de hacerlo.
Gracias por la más grande oportunidad
que me has dado: poderte conocer y amar.
Gracias porque siempre encuentro
perdón así no se interrumpe mi búsqueda.
Gracias por la oportunidad de darte gracias.
Gracias por liberarme de todo lo que me aleja de ti.
Pero la mayor gracia, Jesús,
siempre será que en el último momento de mi vida
me des el abrazo eterno.
Amén.
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