Maravillosa Santa Teresita del Niño Jesús,
quién en tu corta carrera mortal llegó a ser el
espejo de la pureza angélica, de amor audaz,
y de entrega total a Dios omnipotente,
vuelve tus ojos misericordiosos a nosotros
que en ti confiamos.
Pídenos la gracia de mantener nuestros
corazones y nuestras mentes puros y limpios
y de detestar con toda sinceridad todo lo que sea malo.
Queridita Teresita, que sintamos en cada necesidad
nuestra el poder de la intercesión.
Danos consuelo en las angustias de esta vida,
y especialmente en la hora de la muerte,
para que seamos dignos de compartir en el cielo
la felicidad eterna.
Amén.
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