Señor, ayúdame a perdonar y olvidar.
Déjame ver que el resentimiento de las injurias
verdaderas o imaginadas me envenena el alma.
Sé de mi propia experiencia que, al sentirme
injuriado o tratado injustamente,
por el momento no estoy muy afectado,
pero más tarde, cuando me acuerdo de la injuria,
me pongo irritado y resentido y tentado a vengarme.
Ayúdame, buen Jesús, a no seguir pensando en las
injurias del pasado. Ayúdame a olvidarme de ellas
y a pasar a otra cosa más provechosa para mi alma.
Amén.
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