¡Oh, Jesús! Tú eres el Hijo de Dios.
Tú resuelves nuestros problemas y das
respuesta a nuestros deseos con inesperada plenitud.
Como Hijo enviado por el Padre,
Tú eres el Dios que viene hasta nosotros y
nos manifiesta el Dios que buscamos.
Tú eres para nosotros la revelación de Dios-
la revelación plena, perfecta y definitiva
-Dios en persona.
En Ti el Dios-lejano se convierte en Dios-cercano,
el Dios-nosotros y el Dios-que-es-uno-de-nosotros,
nosotros compañero en el camino de la vida.
Sólo Tú, ¡Oh Señor!,
eres el Camino, la Verdad y la Vida,
el Mesías, el Hijo de Dios vivo.
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