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jueves, 25 de agosto de 2022

Oración de San Ildefonso

 


¡El más bello honor a mi libertad! ¡El más grande y más magnifico título de nobleza!
¡La más gloriosa y segura garantía de mi grandeza, que acabará en la vida eterna!
¡En mi pobre tristeza, para mi reparación, yo desearía llegar a ser el servidor 
de la Madre de mi Señor...!  ¡Ansiosamente desearía ser el servidor de la Sierva
y Madre de mi Creador!

Como un instrumento dócil entre las manos del Dios Soberano, yo desearía estar ligado al 
Servicio de la Virgen María, consagrado a su servicio.  Concédemelo, Jesús, Dios Hijo del Hombre. Hadme esta gracia, Señor de las cosas e Hijo de tu Sierva...

Concédeme que yo sirva a tu madre, de modo que Tu mismo me reconozca por tu servidor;
y que Ella sea mi Soberana en la tierra para que tú seas mi Señor por la eternidad.

Ved, mi Señor, con que impaciencia deseo ser el servidor de esta Soberana;
con qué fidelidad me entrego al gozo de su servidumbre; cómo deseo hacerme plenamente servidor de su voluntad;  con qué ardor no deseo no substraerme jamás a su imperio, y cuánto quiero no ser nunca arrancado  a su servicio, y, sirviéndola, merecer sus favores y vivir para siempre bajo su mandato y amarla por toda la eternidad!

Mi mayor deseo en este mundo es el de ser el servidor de su Hijo, y tener a la Madre Soberana.
Y precisamente, para estar bajo el imperio de su Hijo, yo quiero servirla; para ser admitido al servicio de Dios, quiero que la Madre reine sobre mí como testimonio.  Para ser el más fervoroso servidor de su Hijo, aspiro a ser el servidor de la Madre.  Pues servir a la Sierva, es también servir al Señor, pues lo que se le da a la Madre se refleja sobre el Hijo, yendo desde la Madre hasta Aquel que Ella ha alimentado, y el Rey va recaer sobre sí mismo el honor que hace el servidor de la Reina.

Amén.



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