Himno que inspirado por Dios, cantó la Virgen Santísima, al visitar a su prima
Santa Isabel. Rézalo tú con los mismos afectos de humildad, amor
y gratitud con que lo dijera la Celestial Señora.
Glorifica mi alma al Señor.
Y se regocijó mi espíritu en Dios, Salvador mío.
Porque miró la pequeñez de su sierva: por tanto
me llamarán bienaventurada todas las generaciones.
Porque ha hecho en mí cosas grandes el Todopoderoso,
y su nombre es santo. Y su misericordia se extiende
de generación en generación a los que le temen.
Hizo prodigios con sus brazo, desbarató los proyectos
de los soberbios. Destronó a los poderosos, y exaltó a los
humildes. A los hambrientos llenó de bienes,
y dejó vacíos a los ricos.
Recibió de Israel, su siervo, acordándose de su misericordia.
Según lo prometió a nuestros padres Abrahám
y su descendencia para siempre.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo
como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos.
Amén.
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