y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti.
Te rogamos satisfagas este deseo por medio de Jesús,
nuestro Pan de Vida, para que seamos testigos de Él,
quien solo satisface el hambre de la familia humana.
Por el poder de tu Espíritu, guíanos hasta la mesa celestial
donde festejaremos al contemplar tu gloria.
Por los siglos de los siglos.
Amén.
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