Querido Santo, tú has heredado un hermoso nombre,
Cristóbal, como resultado de una maravillosa leyenda
que cuenta que al llevar sobre tus hombros a aquellos que
necesitaban pasar un peligroso torrente, también llevaste
un día al Niño Jesús.
Enséñanos cómo llevar bien a Cristo hasta aquellos
que no lo conocen. Protege todos los conductores
que a menudo llevan a aquellos que tienen a Cristo por dentro de sí.
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