Querido Jesús, por tu mano herida sobre mi cabeza.
Enséñame a tener valor en el sendero por recorrer.
Bendíceme, bendice los que amo.
Danos la gracia de ver estas cruces con valor llevadas,
que a Ti nos acercarán.
Si a veces una sombra pasa de modo inesperado,
te ruego pongas Tu mano en la mía, y me guíes todos los días.
Bendice los míos, bendícelos a todos, con tu gracia protectora,
Imparte a ellos Tu sabiduría, hasta que cara a cara te puedan ver.
Amén.
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